Me pregunto por qué me elegiste y por qué estás conmigo. Sé que hemos pasado por muchas desavenencias, cada uno en un compromiso distinto. Así que muchas veces esto es difícil, pero desde que comenzó todo entre los dos, cuando comenzamos a compartir las mismas cosas, hemos tratado de entendernos el uno al otro, incluso en un principio tratamos de estar como amigos, como compañeros del alma. Me pregunto por qué decidiste pedirme que nos casáramos, y no tengo respuestas, solo tu amor.
Cuando miro en tus ojos veo lo mucho que me amas y entiendo tus celos y desconfianza por la manera te preocupas por mí. Pero cuando me demoro en responderte o hago una pausa, no es que exista ninguna duda en mi corazón. Es más por lo que los dos hemos pasado en nuestras vidas, ambos hemos sido heridos y hemos perdido la confianza en los demás y en el amor, pero te pido que me des una oportunidad como yo te la doy. Y es que poco a poco llevemos este amor junto los dos. Veo que quiero pasar mi vida contigo y envejecer juntos hasta el final de nuestro tiempo.
Sé que no te digo que Te amo, pero a medida que pasan los días, mi amor por ti crece, y cada día agradezco a Dios que te tengo en mi vida. Sé que me enfado y molesto con facilidad. Es porque mi corazón es tan fuerte en el amor, pero a su vez tan dolido con el pasado vivido… Todo lo que quiero es que el destino nos lleve lejos, lejos del dolor y sólo compartir lo que tenemos entre nosotros dos.
A veces me siento como perdida y fuera de la realidad, pero cuando me sostienes, me siento segura. Tanto así que podría sentarme y tratar de decirte cómo me siento, pero no puedo encontrar las palabras cuando estoy junto a ti. Por eso espero que esta carta de amor llegue a expresarte cuánto te quiero. A partir de este momento, nos tenemos el uno al otro y todo el tiempo para estar cada uno en los brazos del otro.
Andrés, eres mi mundo, estoy feliz de que nunca te alejes de mí. Quédate conmigo y vivamos el mundo juntos que yo te daré mi amor. Te quiero mucho!
Tu amor de siempre,
Marisa.