Mi dama Ángela
Al iniciar estas líneas quiero decirte que no sabía si estaba vivo o muerto antes de encontrarte y tampoco me importaba averiguarlo. Esperaba el final de mis días resignado a una muerte sin amor, mis días vanos en las noches de alcohol y casino me estaban consumiendo. Tan pronto como te encontrara, mis ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón exploto de tanto latir, porque estaba observando mi salvación. ¿Será el amor?, se me vino al pensamiento, ese sentimiento con el cual rara vez se cruzó en mi camino.
De pronto con cada palabra tuya me iba renovando y mis energías volvieron. Empecé a ver la luz de tus ojos y escuchar cada bella palabra de ánimo que me ofrecías. Mi corazón que era como una tierra sin agua, que pronto empezaría a florecer y brindarme la flor de la felicidad y dándome el fruto del amor. Con tu llegada un nuevo hombre había nacido en mí, todo comenzó a tener sentido, estaba enamorado de un ángel, un ángel que nunca pensé encontrar y que le estoy muy agradecido al todo poderoso por habérmelo enviado.
Ahora te digo que soy inmensamente feliz contigo y te doy gracias por renovarme cada día, con tus besos, con tus abrazos, con tus caricias, con tus bellas palabras al decirme que me amas. El amor que siento por ti es un regalo de Dios y siempre vas a tener este amor tan fuerte que te tengo. Eres lo mejor y lo más valioso de mi vida.
Te amo, mi amor, mi corazón se llena de felicidad cuando estás a mi lado y mi alma se regocija de una paz infinita que no puedo explicar. Te amo con todo mí ser porque cada día me ayudas a vencer todos los obstáculos y me motivas a seguir luchando por alcanzar nuestros sueños.
Te amo.
Alberto