Estimada Rosa,
Ha pasado mucho tiempo desde que nos conocimos. No puedo creer cuánto tiempo nos ha envuelto el amor, este amor no declarado pero platónico que vivo dentro de mí y no sé cuánto tiempo más podré el contenerme de declararte personalmente mi amor.
La mirada de tus ojos y esa sonrisa que me diste me conmovió desde lo más profundo de mis ser. Esas mejillas tan suaves que tienes, ¡oh, me habría gustado besarte de inmediato!. Tan pronto como veo tu rostro, mis rodillas se debilitan, mi corazón late con la esperanza de sentir el tuyo cerca del mío. Tu cuerpo es la perfección y tan bello, que es una obra de arte del Todopoderoso.
Me encantó la forma en que me mirabas el otro día. Yo no podía hablar, mi boca se sentía aturdida y tartamudeaba. Hubiera querido tener el valor para decírtelo porque eres el más bello Ángel que he visto. Tal vez Dios cerró los ojos a mí para otras chicas y me los dio solo para ti. He estado esperando el momento de declararte mi amor personalmente y simplemente no tengo el valor, tal vez al miedo a que me digas que no. La próxima vez que te vea no será necesario hablar nada, tu mirada me dirá si me quieres o no, yo la aceptaré.
Gracias por la sonrisa que me diste la última vez. Realmente me sentí tan aliviado y por dentro derretido. No podía decir nada, sólo mirar tu belleza natural. Me gustaría que pudiéramos salir juntos un día y estar noches por la playa, caminando juntos bajo la luz de la Luna y al fin poder demostrar mis sentimientos. Gracias, tan solo por existir. Incluso si finalmente aceptas el no quererme, yo siempre te esperaré y no importa cuánto tiempo pase, pues tú estarás en mi corazón…. Espero poder tenerte en mis brazos y decirte que Te amo. Experimentar la felicidad infinita al besar tus labios y acariciar tu piel, llenar tu corazón del amor más puro y profundo que te puedo dar. Eso es todo lo que necesito de ti. Te amo y eso es una promesa.
Te amo por siempre.
Juan