(por Lisette Yasmin Sanchez Figueroa)
A ti, si a ti te espero cariño,
Amado de cabellos dorados
Reposa mi seno en el brillo de tu figura,
Oyes mi voz desde el horizonte
Vuélvete, mi bien,
Voltea tu amor perfecto.
Búscame entre las penumbras de la soledad,
No desesperes, que aquí estoy,
Atada mi alma, atada esta a tus besos.
Suéltame y llévame cautiva en tu mirada,
Consumamos nuestros cuerpos al fulgor de las constelaciones,
Toma mi mano y juguemos por la eternidad
No, no sería suficiente.
Vamos, deja que nuestro mar se inunde,
Mi naufrago, no te alejes, sálvame con tu locura.
No detengas tu resplandor,
Dejalo, dejalo que me sumerja más.
Extiende tus alas,
¿Que acaso eres un ángel?
Mi mirada calla lo que escribe mi mente,
Tú eres mi pensamiento;
¿Cómo olvidarte?
El viento me silba tu fragancia,
Guárdame en ella.
Abrázame sobre el crepúsculo del universo,
Consuela mi dicha;
Envíame a lo profundo de tus amores;
Allí siénteme conforme.
¿Cuánto ardera tu sangre?
Al llegar al tres, ya abra terminado,
Cierra tus ojos;
Que la luna lleve las ilusiones.
No cesara mi llanto;
¿Me enseñas el cristal de tus lagrimas?,
Tú aroma esta de continuo en mi pecho,
La melodía de tus pisadas no se aparta.
Deja tú la vida, y yo la realidad,
Caminemos junto al abismo de los sueños,
Déjate llevar por este amor delirante.
Amado, tu delirio me sofoca
Y el silencio me aprisiona,
Eres lo que más he querido en la vida
Quiero contemplarte hasta que el mundo se estremezca y desfallezca.
Calla mi locura,
Átame a tus heridas,
Terminemos esta historia juntos.